En 1747 Bach visitó la corte de Federico el Grande de Prusia por invitación expresa del propio rey, un gran amante de la música que ocasionalmente componía sus propias obras. El rey deseaba que Bach probase los nuevos fortepianos fabricados por Silbermann que había adquirido.

Bach le pidió al rey que tocase alguna composición propia para que él pudiese posteriormente hacer con ella una improvisación. El rey accedió y, tras tocar su pieza, Bach se puso a improvisar sobre lo allí oído. Deseoso el rey de conocer hasta qué punto podía Bach improvisar, le dijo que deseaba oírle improvisar una fuga a seis partes obligada. No todos los temas podían convenir a una fuga de éste género, no todos eran susceptibles de llevar una armonía tan densa. Bach escogió su tema, y se puso a improvisar ante la estupefacción de todos, en un estilo sabio y majestuoso, una fuga a seis partes, tan fácilmente como acababa de hacerlo el rey con su tema.

A su regreso a Leipzig, Bach retomó el tema del rey y elaboró sobre tal mediocre obra una composición que resultó ser una obra maestra, a pesar de incluir en ella el propio motivo inspirador. Hizo imprimir todo y se lo envió al rey, dedicándoselo bajo el título de «Ofrenda musical».

Johann Sebastian Bach (1685-1750) fue un organista y compositor alemán y a día de hoy es uno de los músicos más importantes de la música clásica y el máximo exponente de la música barroca. Tocaba el órgano, el clavecín, el violín y la viola de gamba (que ha evolucionado hasta convertirse en el violoncello de nuestros días) y aunque es conocido sobre todo por sus composiciones no es menos importante el hecho de que es el primer gran improvisador de la música clásica.

En 1717 Bach compuso en Weimar una obra que se conoce como Cantata BWV 147 para el domingo de Adviento. La parte más conocida es el décimo movimiento “Jesu bleibet meine Freude”. Fue estrenada el 2 de julio de 1723 en Liepzig para la fiesta de la Visitación de la Virgen María. Como nota curiosa del caso es que Bach era luterano, por lo que no creía en la virginidad perpetua de María.

Disfrutad de este décimo y fantástico movimiento que pretende inspirar alegría y esperanza más allá de las creencias.


Cantata BWV 147- Décimo movimiento “Jesu bleibet meine Freude”




Jesus bleibet meine Freude
meines her zens trost und saft
Jesus wehret al lem lei de
erist meines lebens kraft
meiner Augen lust und sone
meiner see le schatz und wonne
darum lassích Jesum nicht
ausdem her zen und Ge sicht


Traducción:

Jesús es mi alegría
el consuelo, la dulzura de mi corazón
Jesús me defiende de todo mal,
Él es la fuerza de mi vida,
la alegría y el sol de mis ojos,
el tesoro y las delicias de mi alma
por eso no aparto a Jesús
de mi corazón y de mi vida.


Continuará....

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8 comentarios

Ya era hora que apareciera por aquí algo de música clásica, aunque a mi, en particular, me gusta más la BMW 320 ;)
Muy chula, espero que haya más.

8 de enero de 2009, 23:08

Estoy contigo, ya era hora. Esta no es mi obra preferida de Bach, esa ya os la pondré otro día. El motivo de subirla lo sabréis en la segunda parte....

9 de enero de 2009, 8:15

¡¡Ya estoy esperando la segunda parte!! Estoy intrigado. Ya tocaba algo como ésto.

9 de enero de 2009, 8:53

Yo es que soy más de Chaikovski... pero está bien que incluyáis música clásica, esa gran desconocida.

9 de enero de 2009, 12:53

Se me olvidó decir que también me gustan las intrigas palaciegas, así que espero ansisa esa segunda parte.

9 de enero de 2009, 12:54

quise decir ansiosa...

9 de enero de 2009, 12:55

Raúl muchas gracias por el comentario! Deberiamos hacer uno más completo con lo que dicen en España y lo que tambien decimos aca! Cuentame si estas interesado!

9 de enero de 2009, 14:25

Muy interesante entrada, me gusta la música clásica tanto que vivo de ella, espero que siga llenando galeones, veletas y barcos piratas y que, como hasta hoy, perdure por y para siempre. Buen sabor

31 de enero de 2009, 17:03

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